The Gospel, Spanish, p. 12

El Evangelio, español, p. 12

                         

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JESÚS ES DIOS

¡Jesús es Dios! ¡Es eternamente igual al Padre en todo!  El llegó a ser hombre para que pudiera morir por nuestros pecados, pero nunca dejó de ser Dios.

Entonces Tomás respondió y le dijo:  ¡Señor mío, y Dios mío!  Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.         Juan 20:28-29

(También vea Juan 1:1; 8:58-59 ⇒ Exodo 3:13-14; 10:30; 1 Timoteo 3:16; Tito 2:13; Colosenses 2:2; Hebreos 1:8)

Los que niegan la deidad de Jesús sufrirán la condenación eterna.  Jesús dijo:

. . . vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.  Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.       Juan 8 :23-24

(También vea Juan 11:25-27; 20:31; Hechos 9:20; 16:30-31; 1 Juan 5:13)

¿POR QUÉ DIOS SE HIZO HOMBRE?

En la página 5 aprendimos que Dios es infinitamente santo, y que por ello, el más “pequeño” pecado es infinitamente ofensivo a él.  Como resultado, un pago infinito tiene que ser hecho por los pecados de cada persona. Hay dos maneras en que se puede
hacer el pago infinito: la persona finita sufre la ira de Dios por un tiempo infinito o una persona infinita sufre la ira de Dios por un tiempo finito. Ambas producen un infinito pago por el pecado.

1. El hombre finito sufre la ira de Dios por un tiempo sin fin pagando sus propios pecados. Por esta razón el infierno no tiene fin.

2. Jesucristo, el Dios infinito, en cuerpo humano sufrió la ira de Dios sólo por un tiempo limitado para hacer el pago infinito por el pecado. Ya que él es Dios, el sufrimiento que soportó en la cruz fue un sacrificio de valor infinito. Por lo tanto, su muerte hizo accesible el pago infinito que era necesario para pagar por los pecados de toda la humanidad por todas las edades de la historia.

Un pago infinito tiene que ser hecho por los pecados de cada hombre.  Dios le permite decidir por sí mismo cuál plan de pago prefiere. . . a Jesucristo o una eternidad en el infierno.

                         

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